Cuarenta aƱos despuĆ©s: la UE sigue sin reconocer el deporte como una polĆtica estratĆ©gica
- Consejo COLEF
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CUARENTA AĆOS DESPUĆS: LA UNIĆN EUROPEA SIGUE SIN RECONOCER EL DEPORTE COMO UNA POLĆTICA ESTRATĆGICA
Ā A pesar de su impacto en la salud, la cohesión social y la economĆa, el deporte sigue siendo solo una competencia de apoyo en la Unión Europea, limitada a recomendaciones. Este enfoque lo mantiene al margen de polĆticas vinculantes en Ć”mbitos donde sĆ existe capacidad legislativa, como salud pĆŗblica, mercado interior, polĆtica social o protección de consumidores. Integrar el deporte en estas competencias permitirĆa fijar estĆ”ndares comunes, proteger derechos y garantizar servicios de calidad. Europa necesita una polĆtica deportiva real, transversal y estratĆ©gica, acorde con su evolución como actor social.
A pesar de su probado impacto en la salud, la cohesión social y la economĆa, el deporte sigue siendo una mera competencia de apoyo en la Unión Europea, limitado a recomendaciones sin fuerza vinculante. Esta situación lo excluye de polĆticas donde sĆ existe competencia legislativa europea, como la salud pĆŗblica, el mercado interior, la polĆtica social o la protección de los consumidores. La fragmentación legal, fruto de esta delimitación, obstaculiza la definición de estĆ”ndares comunes, la protección de derechos y la garantĆa de servicios deportivos de calidad, perpetuando vacĆos regulatorios y desigualdades notables entre los Estados miembros.
El Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE) relega el deporte ājunto con la educación, la juventud y la formación profesionalā a la esfera mĆ”s restringida de intervención comunitaria. Bruselas puede coordinar, fomentar y complementar, pero carece de capacidad para legislar de manera vinculante. Por ello, la acción europea se ha limitado mayoritariamente a Ć”mbitos concretos del deporte competitivo, como la integridad, el dopaje, la violencia o la seguridad en los eventos. El verdadero alcance social, económico y sanitario que deberĆa tener el deporte sigue relegado a un plano secundario.
No obstante, la evolución de la UE demuestra que este enfoque ya no es coherente con las necesidades de la ciudadanĆa. Aunque la integración europea se basó al principio en objetivos económicos y comerciales, hoy existen sólidos marcos normativos para proteger a los consumidores, la salud pĆŗblica, el medio ambiente, la energĆa o la cohesión social, respetando la diversidad nacional. El deporte, entendido en su dimensión mĆ”s amplia, abarcando la educación fĆsica y la actividad fĆsica, incide directamente en todos estos Ć”mbitos. Mantenerlo en la periferia de la legislación europea supone limitar su potencial como motor de salud, equidad y desarrollo territorial, dejando sin cobertura a millones de personas.
La falta de reconocimiento polĆtico y estratĆ©gico del deporte tiene consecuencias evidentes: los niveles de actividad fĆsica son insuficientes, con mĆ”s del 60% de la población europea que rara vez o nunca practica deporte, lo que contribuye a mayor obesidad, enfermedades no transmisibles y dependencia de los sistemas sanitarios. Este dĆ©ficit impacta en la economĆa y reduce la productividad. AdemĆ”s, la regulación fragmentada de las cualificaciones profesionales en el sector deportivo complica la movilidad laboral y la prestación de servicios seguros, aumentando la inseguridad tanto para profesionales como para ciudadanos. La falta de un marco normativo armonizado perpetĆŗa la precariedad y minoriza la protección y dignidad profesional.
Por otra parte, la financiación europea sigue siendo insuficiente, representando apenas un 2% del presupuesto de programas como Erasmus+ para el Ć”mbito deportivo, cantidad claramente escasa. La desigualdad en la aplicación de polĆticas sobre igualdad de gĆ©nero, protección infantil o buen gobierno en el deporte es manifiesta; no existen todavĆa mecanismos coordinados que permitan progresar por igual en toda la Unión. La integración real de personas migrantes y la accesibilidad para personas con discapacidad requieren mayor ambición y coordinación.
La Unión Europea reconoce el carĆ”cter de interĆ©s general de la educación fĆsica y el deporte, legitimando la promoción de polĆticas pĆŗblicas y la necesidad de cualificación profesional proporcional y eficaz. Sin embargo, la exigencia de cualificación queda a criterio de los Estados, sin mecanismos comunitarios efectivos que garanticen la protección de usuarios y profesionales, ni la dignificación de la educación fĆsica y deportiva.
Un ejemplo claro del desfase normativo es el reconocimiento de la āactividad fĆsica beneficiosa para la saludā, impulsado por el Consejo de la UE y la OMS Europa en 2013. Pese a su potencial, carece de una traducción normativa que garantice su implantación real en los sistemas europeos de salud pĆŗblica, reduciendo su efecto preventivo y su alcance como derecho ciudadano.
En este contexto, Europa se encuentra ante una encrucijada. Debe decidir si el deporte seguirĆ” siendo un apĆ©ndice marginal y sujeto a recomendaciones ādejando a discreción nacional su desarrolloā o si asume su valor transversal y lo vincula al nĆŗcleo de sus competencias exclusivas y compartidas. Esto no supone homogeneizar los sistemas nacionales, sino reconocer el deporte como un pilar esencial que puede mejorar la salud, reducir desigualdades, generar empleo y reforzar el sentimiento de pertenencia europea.
La experiencia en otros sectores, como la protección de datos o la seguridad alimentaria, demuestra que es posible fijar estĆ”ndares comunes sin renunciar a la diversidad. Europa debe dotarse de reglas eficaces que regulen la movilidad, la cualificación profesional, los derechos laborales y la seguridad de la prĆ”ctica deportiva. MĆ”s allĆ” de la tĆ©cnica legislativa, se trata de un imperativo social y de salud pĆŗblica: sin una verdadera polĆtica deportiva europea, la capacidad de la Unión para responder a los desafĆos sociales serĆ” limitada.
La pregunta clave hoy no es si la UE puede abordar este reto, sino si puede permitirse no hacerlo. La fuerza de la colegiación y la unidad en la defensa del reconocimiento del deporte contribuirĆ”n a que las voces profesionales sean escuchadas y la polĆtica europea avance hacia una mayor cohesión, salud y equidad para todos.
Cuantas mƔs personas estemos colegiadas, mƔs se escucharƔn nuestras voces.
Es tu responsabilidad, es tu compromiso con la profesión y la sociedad.
Si todavĆa no te has colegiado, puedes hacerlo de forma fĆ”cil y sencilla a travĆ©s de la






