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“Los/as niños/as con síndrome de Down participan en menos AF que sus pares sin discapacidad”

Actualizado: 21 ago 2020



DÍA MUNDIAL DEL SÍNDROME DE DOWN: “LOS/AS NIÑOS/AS CON SÍNDROME DE DOWN PARTICIPAN EN MENOS ACTIVIDAD FÍSICA QUE SUS PARES SIN DISCAPACIDAD”


Día Mundial del Síndrome de Down: “A lo largo del ciclo vital, los/as educadores/as físico deportivos/as no solo son requeridos para desarrollar habilidades motoras básicas en personas con síndrome de Down, sino que también juegan un rol importante como especialistas en entrenamiento neuromuscular, sobre todo para el mantenimiento y la mejora de la fuerza muscular, la movilidad funcional y el equilibrio, así como de la capacidad cardiorrespiratoria”. Por David Suárez.

En el Día Mundial del Síndrome de Down el Consejo General de la Educación Física y Deportiva quiere resaltar la importancia de la práctica físico-deportiva en esta población con el objetivo de concienciar sobre la importancia de que este colectivo aumente sus niveles de actividad física.


Por el Dr. David Suárez Iglesias, col. 59.832, miembro del Comité de educación físico deportiva en el ámbito sociosanitario del Consejo COLEF, docente e investigador en la Universidad de León.


El síndrome de Down (SD) es la causa genética (trisomía de todo el cromosoma 21 o parte de él) más común de discapacidad intelectual (DI) en el mundo, afectando a 1 de cada 400-1500 bebés. Va acompañado de un grado variable de DI, defectos cardíacos congénitos, anomalías gastrointestinales, tono neuromuscular débil, rasgos dismórficos de la cabeza, el cuello y las vías respiratorias, deficiencias auditivas y visuales, trastornos hematopoyéticos y rasgos faciales y físicos característicos [1]. Pese a los referidos síntomas clínicos, que resultan en impedimentos cognitivos, físicos y fisiológicos desde triviales hasta fatales, la supervivencia de las personas con SD ha aumentado drásticamente de menos del 50% a mediados de los 90, hasta un 95% a principios de los 2000, con una esperanza de vida aproximada de 60 años [2].


Pese a haber alcanzado en esas décadas un mejor estado de salud y un mayor grado de autonomía e integración en la comunidad [3], el conjunto de atributos de salud, anatómicos, fisiológicos, cognitivos y psicosociales de los/as niños/as y adolescentes con SD los predisponen a limitaciones en su aptitud física, como una baja capacidad cardiovascular y de acondicionamiento físico/ejercicio muscular [4]. Además, los/as niños/as con SD participan en menos actividad física (AF) que sus pares sin discapacidad, y no cumplen con las pautas de AF en todos los grupos de edad [5]. Por si fuera poco, los/as jóvenes con SD que cumplen con las pautas de AF van disminuyendo su práctica con el tiempo [6]. Igualmente, las personas adultas con SD pueden estar particularmente en riesgo debido al deterioro de su salud asociado al envejecimiento y a los reducidos niveles de aptitud física [7]. De hecho, la baja aptitud física en individuos con SD supone una disminución en las funciones de la vida diaria [8,9]. Así, aumenta el riesgo de experimentar numerosas condiciones de salud secundarias a la disminución de la actividad, existiendo una prevalencia muy alta de sobrepeso y obesidad [4,10,11].


No obstante, programas específicos de AF pueden ayudar a controlar tanto la obesidad [12], como otras condiciones de salud crónicas (hipotiroidismo, bajo metabolismo basal, disminución de la fuerza muscular, hipotonía muscular, hipermovilidad articular y laxitud ligamentosa) [13]. Al realizar intervenciones de AF dirigidas a aumentar el nivel de aptitud física de las personas con SD, así como conseguir que esta población convierta la práctica de la AF en un hábito, deben identificarse una serie de facilitadores y barreras. Los/as niños/as con SD que muestran mayor competencia en habilidades motoras disfrutan de la AF y consideran fácil participar en ella, mientras que una competencia motora pobre y falta de coordinación produce menor interés por la AF [14]. Por lo tanto, los/as educadores/as físico deportivos/as desempeñan un papel fundamental en la intervención temprana, por ejemplo en las clases de Educación Física, para desarrollar habilidades motoras básicas, como caminar, equilibrarse y saltar para prevenir futuras complicaciones [15]. A lo largo del ciclo vital, los/as educadores/as físico deportivos/as no solo son requeridos para desarrollar estas habilidades, sino que también juegan un rol importante como especialistas en entrenamiento neuromuscular [16], sobre todo para el mantenimiento y la mejora de la fuerza muscular, la movilidad funcional y el equilibrio [17], así como de la capacidad cardiorrespiratoria [18].


Cabe destacar que un facilitador clave en personas jóvenes y adultas con SD son las interacciones sociales y el apoyo de los padres [19,20]. Asimismo, este colectivo tiene percepciones positivas de la AF cuando se orienta al disfrute [20]. Teniendo en cuenta su preferencia por actividades no estructuradas y divertidas, se deberían proponer programas basados en actividades deportivas desafiantes, que involucren a las personas con SD y sus familias, y que cuenten con instructores/as y entrenadores/as expertos/as en Actividad Física Adaptada [13]. Siguiendo estas recomendaciones, ya sea en el hogar, en contextos educativos o distintos entornos de la comunidad, los/as educadores/as físico deportivos/as emergen como figuras cualificadas para desarrollar las estrategias educativas y programas deportivos que mejoren en el largo plazo los niveles diarios de AF. En definitiva, la práctica deportiva supervisada por estos/as profesionales puede constituir un estímulo regular de AF entre aquellas personas con SD [13], siendo el ejemplo más famoso la que promueve la organización Special Olympics a través de sus entrenamientos y competiciones [21].


REFERENCIAS:

  1. Kazemi M, Salehi M, Kheirollahi M. Down syndrome: Current status, challenges and future perspectives. Int J Mol Cell Med. 2016;5:125–133.

  2. Arumugam A, Raja K, Venugopalan M, Chandrasekaran B, Kovanur Sampath K, Muthusamy H, Shanmugam N. Down syndrome—A narrative review with a focus on anatomical features. Clin Anat. 2016;29:568–577.

  3. Schapira IT, Ferrari AM, Aspres N, Guardiol AB, Antoniutti AI, Bedacarratz R. Down syndrome: an assessment of infant psychomotor development and its impact on social and familial integration. Int Med Rev Down Syndr. 2007;11:2–8.

  4. Pitetti K, Baynard T, Agiovlasitis S. Children and adolescents with Down syndrome, physical fitness and physical activity. J Sport Heal Sci. 2013;2:47–57.

  5. Fox B, Moffett GE, Kinnison C, Brooks G, Case LE. Physical activity levels of children with Down syndrome. Pediatr Phys Ther. 2019;31:33–41.

  6. Izquierdo-Gomez R, Martinez-Gómez D, Esteban-Cornejo I, Hallal PC, García-Cervantes L, Villagra A, Veiga OL. Changes in objectively measured physical activity in adolescents with Down syndrome: the UP & DOWN longitudinal study. J Intellect Disabil Res. 2017;61:363–372.

  7. Carmeli E, Ariav C, Bar-Yossef T, Levy R, Imam B. Movement skills of younger versus older adults with and without Down syndrome. Res Dev Disabil. 2012;33:165–171.

  8. Cowley PM, Ploutz-Snyder LL, Baynard T, Heffernan K, Jae SY, Hsu S, Lee M, Pitetti KH, Reiman MP, Fernhall B. Physical fitness predicts functional tasks in individuals with Down syndrome. Med Sci Sports Exerc. 2010;42:388–393.

  9. Oppewal A, Hilgenkamp TIM, van Wijck R, Schoufour JD, Evenhuis HM. Physical fitness is predictive for a decline in the ability to perform instrumental activities of daily living in older adults with intellectual disabilities: results of the HA-ID study. Res Dev Disabil. 2015;41–42:76–85.

  10. Pitchford EA, Adkins C, Hasson RE, Hornyak JE, Ulrich DA. Association between physical activity and adiposity in adolescents with Down syndrome. Med Sci Sports Exerc. 2018;50:667–674.

  11. Gutierrez-Hervas A, Gómez-Martínez S, Izquierdo-Gómez R, Veiga OL, Perez-Bey A, Castro-Piñero J, Marcos A. Inflammation and fatness in adolescents with and without Down syndrome: UP & DOWN study. J Intellect Disabil Res. 2020;64:170–179.

  12. Bertapelli F, Pitetti K, Agiovlasitis S, Guerra-Junior G. Overweight and obesity in children and adolescents with Down syndrome—prevalence, determinants, consequences, and interventions: A literature review. Res Dev Disabil. 2016;57:181–192.

  13. Alesi M, Pepi A. Physical activity engagement in young people with Down syndrome: investigating parental beliefs. J Appl Res Intellect Disabil. 2017;30:71–83.

  14. Barr M, Shields N. Identifying the barriers and facilitators to participation in physical activity for children with Down syndrome. J Intellect Disabil Res. 2011;55:1020–1033.

  15. Capio CM, Mak TCT, Tse MA, Masters RSW. Fundamental movement skills and balance of children with Down syndrome. J Intellect Disabil Res. 2018;62:225–236.

  16. Sugimoto D, Bowen SL, Meehan WP, Stracciolini A. Effects of neuromuscular training on children and young adults with Down syndrome: systematic review and meta-analysis. Res Dev Disabil. 2016;55:197–206.

  17. Li C, Chen S, Meng How Y, Zhang AL. Benefits of physical exercise intervention on fitness of individuals with Down syndrome. Int J Rehabil Res. 2013;36:187–195.

  18. Seron BB, Modesto EL, Stanganelli LCR, Carvalho EMO de, Greguol M. Effects of aerobic and resistance training on the cardiorespiratory fitness of young people with Down syndrome. Rev Bras Cineantropometria & Desempenho Hum. 2017;19:385–394.

  19. Downs SJ, Boddy LM, Knowles ZR, Fairclough SJ, Stratton G. Exploring opportunities available and perceived barriers to physical activity engagement in children and young people with Down syndrome. Eur J Spec Needs Educ. 2013;28:270–287.

  20. Love A, Agiovlasitis S. How do adults with Down syndrome perceive physical activity? Adapt Phys Act Q. 2016;33:253–270.

  21. Fiorilli G, di Cagno A, Iuliano E, Aquino G, Calcagnile G, Calcagno G. Special Olympics swimming: positive effects on young people with Down syndrome. Sport Sci Health. 2016;12:339–346.

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