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Día Mundial de la Parálisis Cerebral: aumentar la actividad física, un reto

Actualizado: 6 oct 2021



DÍA MUNDIAL DE LA PARÁLISIS CEREBRAL: AUMENTAR LA ACTIVIDAD FÍSICA, UN RETO INTER, MULTI Y TRANSDISCIPLINAR

6 de octubre


Día Mundial de la Parálisis Cerebral: En personas con parálisis cerebral “la colaboración entre fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales (campo de la rehabilitación) con educadores/as físico deportivos/as puede conducir a planes de actividad significativa y efectiva”. Dr. David Suárez Iglesias.

En el Día Mundial de la Parálisis Cerebral el Consejo General de la Educación Física y Deportiva quiere difundir la importancia de la actividad física, e incluso el ejercicio físico y el deporte, en personas con parálisis cerebral.


Por el Dr. David Suárez Iglesias, col. 59.832, miembro del Comité de educación físico deportiva en el ámbito sociosanitario del Consejo COLEF, docente e investigador en la Universidad de León.


La parálisis cerebral (PC) es un grupo de trastornos del desarrollo del movimiento y de la postura, a causa de alteraciones no progresivas del cerebro durante el desarrollo fetal o en la infancia. Existen distintos tipos de PC, atendiendo al tono y la postura de la persona (espástica, atáxica y discinética: distónica o atetósica), así como a la parte del cuerpo afectada (monoplejia, hemiplejia, diplejia, triplejia, tetraplejia) [1]. También suelen aparecer asociadas alteraciones sensitivas, perceptivas, cognitivas, comunicativas, del comportamiento, por epilepsia y por problemas secundarios musculoesqueléticos [2].


La PC es la primera causa de discapacidad motora grave y la más frecuente en la infancia, si bien el grado de discapacidad y por tanto el estado de salud depende de la afectación funcional y motora [3]. Además, aunque la PC no sea progresiva, los niveles funcionales y de movilidad a menudo se deterioran cuando el niño entra en la adolescencia y edad adulta [4]. Así, sus habilidades funcionales pueden diferenciarse según el Sistema de Clasificación de la Función Motora Gruesa, desde la mínima afectación (nivel 1, camina sin limitaciones) hasta la afectación severa (nivel 5, uso permanente de silla de ruedas). Los niveles 2 a 4 conllevan el uso de diversas ayudas a la movilidad: a) ortesis de pie y tobillo; b) bastones, muletas o andadores; y c) sillas de ruedas manuales o eléctricas [5].


En este contexto, una persona con PC requiere durante toda su vida de complejos cuidados, rehabilitación y asistencia, donde se impone por necesidad la inter, multi y transdisciplinariedad [1]. Desde la perspectiva de los educadores/as físico deportivos/as, se debe considerar que la afectación de una o más capacidades físicas en personas con PC limita su acceso al deporte, al acondicionamiento físico, o a las actividades físicas (AF) relacionadas con el trabajo o con las tareas domésticas [6]. Así, tanto niños como adultos con PC ven reducidos sus niveles de AF, a menudo experimentan fatiga y su condición física relacionada con la salud resulta deficitaria [7,8]. De hecho, estos invierten menor tiempo e intensidad que sus iguales sin discapacidad en AF, especialmente de moderada a vigorosa intensidad [9]. En consecuencia, tras determinar objetivamente su condición física a través de pruebas físicas, el siguiente paso (y posiblemente el más importante) es determinar si cualquier desacondicionamiento es resultado de la inactividad, del estado nutricional, la patofisiología específica de la PC, o una combinación de estos factores.


Teniendo en cuenta lo anterior, la condición física relacionada con la salud de las personas con PC debería desarrollarse bajo un modelo de acondicionamiento físico universal: empezar temprano, estar fácilmente disponible y continuar a través de toda la vida. El ejercicio y AF en esta población deberían programarse en la comunidad, bajo la cercana supervisión de profesionales cualificados en entrenamiento de fuerza y acondicionamiento [4]. No en vano, la evidencia científica indica que desde la infancia, las personas con PC deberían participar, en la medida de sus posibilidades, en actividades de fortalecimiento muscular, aeróbicas y anaeróbicas [7]. Para ello, pueden seguirse recomendaciones específicas para la prescripción de ejercicio de fuerza y cardiorrespiratorio, así como de AF diaria [10], donde la colaboración entre fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales (campo de la rehabilitación) con educadores/as físico deportivos/as puede conducir a planes de actividad significativa y efectiva, según el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) [4].


No obstante, la sostenibilidad de la AF depende de un cambio de comportamiento en el estilo de vida [10], demandando un apoyo de 6 meses como mínimo [4]. También es muy común que las personas con PC falten a sesiones de ejercicio, o que incluso pasen por períodos de inactividad absoluta, por lo que podría ser extremadamente difícil que logren cumplir dichas recomendaciones de ejercicio y pautas de AF [10].


En definitiva, para mejorar la participación en la AF, el equipo profesional debe identificar las intervenciones que reduzcan la brecha entre las habilidades funcionales individuales y las demandas del ambiente físico y social [11]. De esta forma, en niños que caminan solos o con ayudas, la variabilidad en la práctica es esencial, donde deportes como patinaje sobre hielo, gimnasia adaptada, o esquí alpino resultan beneficiosos para su función motora gruesa [12]. Asimismo, campamentos deportivos de verano que incluyen tenis, danza, artes marciales, baloncesto, fútbol, béisbol y ciclismo adaptado, han ayudado a mejorar la capacidad de caminar y la resistencia en niños y adolescentes ambulantes [13]. Por su parte, aquellos adultos con PC que compiten en deportes adaptados suelen decantarse por el atletismo, el fútbol, la natación o la Boccia [14].


Por su parte, las personas con afectaciones más severas son más sedentarias o completamente inactivas, por lo que incluso pequeños aumentos en el volumen de actividad pueden conducir a profundos beneficios para su salud [10]. Con la intención de facilitar la práctica de AF en aquellas personas con excesiva fragilidad, desacondicionamiento y/o restricción de movilidad, existen la Boccia y el slalom en silla de ruedas. Se trata de deportes específicos para personas con PC, cuyo carácter plenamente inclusivo se demuestra desde el ámbito escolar, tanto en el aula de EF de primaria [15] como de secundaria [16], hasta el ámbito Paralímpico [17].


REFERENCIAS:

  1. Trabacca A, Vespino T, Liddo A Di, Russo L. Multidisciplinary rehabilitation for patients with cerebral palsy: improving long-term care. J Multidiscip Healthc. 2016;9:455.

  2. Sankar C, Mundkur N. Cerebral palsy-definition, classification, etiology and early diagnosis. Indian J Pediatr. 2005;72:865–868.

  3. Liptak GS, O’Donnell M, Conaway M, Chumlea WC, Wolrey G, Henderson RC, Fung E, Stallings VA, Samson-Fang L, Calvert R, et al. Health status of children with moderate to severe cerebral palsy. Dev Med Child Neurol. 2001;43:364–70.

  4. Blanchard Y, Gannotti M, Romney W. Health-Related Fitness for Children and Adults with Cerebral Palsy. Indianapolis, IN: American College of Sports Medicine; 2016.

  5. Paulson A, Vargus-Adams J. Overview of Four Functional Classification Systems Commonly Used in Cerebral Palsy. Child (Basel, Switzerland). 2017;4.

  6. Reina R. Adapted Physical Activity: the journey to Ithaca goes ahead. RICYDE Rev Int Ciencias del Deport. 2014;10:177–179.

  7. Maltais DB, Wiart L, Fowler E, Verschuren O, Damiano DL. Health-Related Physical Fitness for Children With Cerebral Palsy. J Child Neurol. 2014;29:1091–1100.

  8. Nieuwenhuijsen C, van der Slot WMA, Dallmeijer AJ, Janssens PJ, Stam HJ, Roebroeck ME, van den Berg-Emons HJG. Physical fitness, everyday physical activity, and fatigue in ambulatory adults with bilateral spastic cerebral palsy. Scand J Med Sci Sports. 2011;21:535–542.

  9. Okur EO, Inal-Ince D, Saglam M, Vardar-Yagli N, Arikan H. Physical activity patterns in children with cerebral palsy and typically developing peers. Physiother Theory Pract. 2019:1–9.

  10. Verschuren O, Peterson MD, Balemans ACJ, Hurvitz EA. Exercise and physical activity recommendations for people with cerebral palsy. Dev Med Child Neurol. 2016;58:798–808.

  11. Sienko S. Understanding the factors that impact the participation in physical activity and recreation in young adults with cerebral palsy (CP). Disabil Health J. 2019;12:467–472.

  12. Clutterbuck G, Auld M, Johnston L. Active exercise interventions improve gross motor function of ambulant/semi-ambulant children with cerebral palsy: a systematic review. Disabil Rehabil. 2019;41:1131–1151.

  13. Ross SA, Yount M, Ankarstad S, Bock S, Orso B, Perry K, Miros J, Brunstrom-Hernandez JE. Effects of participation in sports programs on walking ability and endurance over time in children with cerebral palsy. Am J Phys Med Rehabil. 2017;96:843–851.

  14. Runciman P, Tucker R, Ferreira S, Albertus-Kajee Y, Derman WW. Effects of exercise training on performance and function in individuals with cerebral palsy: A critical review. S Afr J Res Sport Phys. 2016;38:177-193.

  15. Belvis de Miguel N, Calderón La Torre C. Intervención didáctica en las aulas con juegos inclusivos a través del slalom en silla de ruedas. EmásF. 2019;10:42-52.

  16. Abellán J, Sáez-Gallego NM, Carrión Olivares S. La boccia como deporte adaptado y sensibilizador en Educación Física en Educación Secundaria. Sport TK-Revista Euroam Ciencias del Deport. 2018:109–114.

  17. De la Vega R, Galán Á, Ruiz R, Tejero CM. Estado de ánimo precompetitivo y rendimiento percibido en boccia paralímpica. Rev Psicol del Deport. 2013;22:39–45.

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