ENTREVISTA A JUAN CARLOS BENAVENTE, EDUCADOR FÍSICO DEPORTIVO EN PREDIMED-PLUS
CAMPAÑA DE DIFUSIÓN DE LA FASE 2 DE RECOGIDA DE INFORMACIÓN.
Juan Carlos Benavente (col. 56.934 de COPLEF Madrid) además de educador físico deportivo es Dietista-Nutricionista. Actualmente es el único licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte integrado en el estudio PREDIMED-PLUS como investigador, que es uno de los proyectos más importantes y conocidos de España, en el que se evalúa el efecto de una intervención intensiva con objetivos de pérdida de peso, basada en el consumo de dieta mediterránea hipocalórica, promoción de actividad física y terapia conductual en la prevención de enfermedades cardiovasculares. Ha trabajado varios años como entrenador personal y dietista-nutricionista hasta que dio el salto al mundo de la investigación biomédica. También es vicepresidente de la Asociación Científica Dietética Sin Patrocinadores.
P: Para quien no lo conozca, cuéntenos qué es PREDIMED-PLUS y cuál es el recorrido que ha tenido desde que se inició hace ya más de una década.
R: El estudio PREDIMED-PLUS es un ensayo clínico aleatorizado, desarrollado por 23 grupos de trabajo repartidos por toda la geografía española. Participan 6874 voluntarios de ambos sexos, con edades comprendidas entre 55-75 años, sobrepeso u obesidad, y síndrome metabólico. O sea, personas con alto riesgo de sufrir un evento cardiovascular, pero que no habían sufrido ningún evento previo en el momento de su inclusión al estudio.
Se trata de una secuela lógica del estudio PREDIMED, que publicó sus resultados principales en 2013, los cuales impresionaron a la comunidad científica por su contraste entre grupos, presumiendo de una reducción relativa del 30% en el objetivo primario cardiovascular (accidente cerebrovascular, infarto de miocardio o muerte cardiovascular) en el grupo que aumentó su adherencia a largo plazo a una dieta mediterránea sin restricciones de energía, y suplementada con aceite de oliva virgen extra o frutos secos.
En PREDIMED-PLUS estamos intentando ir un paso más allá, interviniendo sobre la mitad de los participantes (grupo intervención) para crear cambios en el estilo de vida a largo plazo a 3 niveles, mediante una dieta mediterránea hipocalórica, la promoción de actividad física y terapia conductual. A través de esta intervención se busca una reducción del peso corporal del 5-10% y su posterior mantenimiento a largo plazo. Realmente no hemos inventado nada, pues son las propias recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para evitar la morbimortalidad asociada a la obesidad, lo realmente revolucionario es que somos los primeros que nos atrevemos con ello en un estudio de tal envergadura (6 años de intervención/seguimiento, más 2 años adicionales de seguimiento sin intervención en casi 7000 participantes).
¿En qué consiste el protocolo de intervención en actividad física del estudio PREDIMED-PLUS? Volvemos a pecar de “originales”, copiando las recomendaciones semanales de la OMS: Al menos 150 minutos de actividad física aeróbica moderada, 2 sesiones de fortalecimiento de los principales grupos musculares y, opcional, ejercicio de equilibrio. Además, se realiza una evaluación objetiva de la actividad física mediante acelerometría en un subgrupo de participantes, además de cuestionarios auto-reportados y validados a todos los participantes.
P: ¿Qué aporta un licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte al estudio PREDIMED-PLUS?
R: Una de las variables sobre las que se interviene en el estudio PREDIMED-PLUS es sobre la actividad física de los participantes. Así que, lo que yo me pregunto es, ¿cómo es posible que no haya al menos un licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en cada grupo de trabajo del estudio?
Ciertamente en el protocolo del estudio se da mayor importancia a la intervención dietética que a la intervención en actividad física, relegando esta al nivel de “promoción” de actividad física. Aunque claro, hay que recordar que, la hipótesis es que la reducción y mantenimiento del peso perdido reducirá la enfermedad cardiovascular en una población de alto riesgo. Y es bien sabido que la restricción calórica es más efectiva que el aumento del gasto mediante actividad para lograr dicha reducción de peso.
Entiendo que muchos lectores estarán pensando ahora: “Perder peso sin apoyarse en un correcto programa de ejercicio físico perfectamente programado y milimétricamente individualizado es un error”. Estoy de acuerdo con quien piense esto, bienvenidos al apasionante mundo de la epidemiología. Estoy seguro de que si en un estudio de estas magnitudes se incluyese una intervención individualizada en ejercicio físico, guiado y supervisado por profesionales competentes se obtendrían unos resultados espectaculares. O no, porque nunca se ha hecho y no tenemos datos que lo confirmen. Ojalá y algún día se haga realidad.
Mientras esto sucede, la lectura positiva es que un equipo de investigadores de gran prestigio científico internacional, y de perfil principalmente médico/epidemiológico, hayan decidido incluir a la actividad física como parte principal en la intervención ya es un gran paso adelante. Y que hayan detectado que necesitan al educador/a físico-deportivo entre sus perfiles es casi más importante.
Así pues, allá por 2016 me incorporé en el grupo de trabajo de la Universidad de Málaga, que es el equipo coordinador de la evaluación con acelerometría, y por extensión, de la intervención en actividad física de todo el estudio. Mis funciones principales podría agruparlas en: recogida de datos, intervención dietética y sobre actividad física, velar e intervenir para el buen funcionamiento de la evaluación de acelerometría a nivel nacional, y de paso, asesorar sobre la intervención en actividad física al resto de grupos de trabajo.
Además, personalmente, uno de mis objetivos principales es dar visibilidad y poner en el lugar que se merece al educador físico deportivo en el ámbito de la salud. Lucho cada día para que no pase desapercibida mi intervención en el estudio, que se reconozca nuestro perfil y se perciba la limitación tan grande que existe al intentar intervenir en actividad física sin contar, en muchos casos, con los profesionales más competentes para ello. Me consta que en otros grupos de trabajo del estudio PREDIMED-PLUS se han ido incorporando otros Licenciados en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, y mi hipótesis es que nuestra presencia en algunos grupos puede tener un efecto significativo en los resultados. Ya veremos si somos capaces de confirmar esto.
P: ¿Cuán importante es la prevención primaria para la prevención de enfermedades cardiovasculares?
R: Terreno pantanoso éste de la “prevención” y el “ejercicio físico terapéutico”, ¿no? Corramos un tupido velo, pues este es otro tema de debate muy interesante, pero ajeno al que nos compete.
Para la mayoría de enfermedades no transmisibles que más gente matan actualmente (enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, enfermedades respiratorias, hepáticas, etc.) la prevención primaria es la estrategia más efectiva para evitarlas, reducir sus efectos adversos, mejorar la calidad y cantidad de vida, en definitiva, infinidad de efectos positivos a todos los niveles.
Y entonces, ¿cuál es la estrategia más efectiva, y además común, para prevenir todas estas enfermedades? Un estilo de vida acorde a lo que esperan nuestros genes, o sea, un ambiente que promueva un fenotipo óptimo. Y, por supuesto, el movimiento muscular voluntario (eso que nos gusta llamar actividad física) es uno de los estímulos más interesantes en este sentido. Es la polipíldora más infrautilizada en el ámbito de la salud. ¿Por qué? Porque no se puede encapsular y vender con márgenes de ganancia abusivos. Además, en su formato actual (actividad/ejercicio físico) causa fatiga, requiere una inversión de tiempo considerable, es incómodo de realizar con nuestra vestimenta para trabajos de oficina, causa que sudemos y aparezcan olores indeseables para el hacinamiento humano que se suele dar en los grandes edificios donde solemos trabajar, … por no hablar de que evitaría enfermedades muy lucrativas para una de las industrias más poderosas del mundo.
Bueno, que me desvío de nuevo. En resumen, la intervención en el estilo de vida mediante la actividad/ejercicio físico es clave, y los educadores/as físico deportivos/as somos los profesionales más cualificados para llevar a cabo esta tarea. No lo digo solo yo, no conozco fisioterapeuta, médico o cualquier otro profesional de la salud que tras un debate lo suficientemente profundo, no terminen reconociendo esto.
P: ¿Qué cree usted que falla cuando profesiones que tienen un papel fundamental en la salud de la población, como los/as educadores/as físico deportivos/as y los/as dietistas-nutricionistas, producen gran cantidad de evidencias científicas y se integran en equipos multidisciplinares de estudios como el PREDIMED-PLUS, pero luego no tienen el lugar que les corresponde en los centros sanitarios?
R: En parte, esta pregunta puede encontrar respuesta en la pregunta anterior. Pero por profundizar algo más, a parte de que la actividad/ejercicio físico son estrategias menos efectivas de transporte, ya que tardamos más en cubrir cierta distancia que mediante otros medios mecánicos, además causa fatiga y nos hace sudar, o sea, va en contra de la industria de la comodidad y de la moda. Por otro lado, provoca que evitemos enfermedades con márgenes de ganancia espectaculares para la industria farmacéutica. Solo faltaba que, gracias al ejercicio físico, evitásemos conflictos armados para tener también en contra a la industria armamentística.
Bromas a parte, al sistema capitalista imperante no le gusta mucho el ejercicio físico. Bueno, a veces sí, cuando sirve para vender ropa deportiva, eventos deportivos, videojuegos o aplicaciones de entrenamiento “personalizado”. No solo tenemos problemas para entendernos con médicos, fisioterapeutas o enfermeros. Es un problema mucho más profundo. Actúan fuerzas demasiado poderosas que desplazan la inclusión de la intervención en actividad/ejercicio físico a un segundo plano. En absoluto pienso que esto se realice de forma consciente y deliberada, ni conspiranoica. Pero es una realidad que económicamente no interesa que se le otorgue al ejercicio físico un lugar privilegiado en las estrategias de salud.
Y no solo no interesa al mercado, dile a un ciudadano medio que se desprenda de su vehículo motorizado personal, que se desplace hasta su oficina mediante su propia contracción muscular voluntaria (en la mayoría de ocasiones algo inviable por las grandes distancias a cubrir), que invierta 5 minutos de cada media hora en dejar su puesto de trabajo para realizar unas series de sentadillas o subir y bajar varios pisos por las escaleras, que vuelva de nuevo a casa gracias a su propio esfuerzo muscular, que se ponga ropa deportiva de su marca preferida y se vaya a su centro deportivo, de nuevo bajo su contracción muscular activa (a veces igual de inviable que el desplazamiento a pie/bici al trabajo), a realizar su sesión de movimiento de mayor intensidad (entrenamiento), esto último en sustitución de su sesión de Netflix.
A la población tampoco le gusta ya la actividad/ejercicio físico. Está en nuestros genes, si podemos evitar movernos es señal de estar a salvo. Sin embargo, hasta no hace mucho, estábamos obligados a movernos, a movernos mucho. Pero de un tiempo a esta parte, todo ha cambiado radicalmente.
Así que no creo que se trate solo de un problema de competencias profesionales. Pienso que incluso existe cierto interés en que, los diferentes profesionales susceptibles de utilizar el ejercicio físico como herramienta terapéutica/preventiva, no nos pongamos de acuerdo y alarguemos el debate de quién y en qué condiciones debe aplicarlo. Igual sucede con la dietética y la nutrición, pero podría alargarme mucho más si incluimos en la ecuación a la industria alimentaria.
Por terminar con un mensaje positivo. Gracias a iniciativas como PREDIMED-PLUS se siguen buscando pruebas para poner el foco de atención sobre el estilo de vida como principal estrategia en la prevención, no solo de las enfermedades cardiovasculares, sino de la mayoría de enfermedades que más calidad y años de vida nos roban. Y en esto, la actividad/ejercicio físico tienen mucho que decir. Y el educador/a físico deportivo/a es el guerrero que mejor sabe utilizar esta arma.
CONOCE EL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN “RECETA DEPORTIVA”
FASE 2 DE RECOGIDA DE INFORMACIÓN PARA EL ESTABLECIMIENTO DE NIVELES DE BUENAS PRÁCTICAS PROFESIONALES EN EL ÁMBITO DEL EJERCICIO FÍSICO ORIENTADO A LA SALUD
El Consejo COLEF inició en septiembre de 2018 el proyecto de investigación “Receta Deportiva”, una investigación que se compone de un estudio transversal para conocer el estado actual de los programas de ejercicio físico orientado a la salud en los que el médico “receta” ejercicio, es decir, prescribe, y luego se “dispensa” implementándose, bien en unidades dentro de los propios centros sanitarios, bien en centros deportivos, por educadores/as físico deportivos/as (EFD).
Dado que las personas profesionales de la educación física y deportiva forman parte de este engranaje, para el Consejo COLEF es de interés conocer la estructura de los protocolos y los recursos humanos en los que se integran sus colegiados/as.
El primer estudio de aproximación, en forma de encuesta transversal, cuenta con dos cuestionarios en función de si la derivación para la práctica de ejercicio físico orientado a la salud se produce a un centro deportivo o el servicio se presta integrado en centros sanitarios.
Los programas pueden estar implementándose actualmente, o haber sido experiencias que ya han finalizado.
Los cuestionarios estarán abiertos para ser cumplimentados no solo por educadores/as físico deportivos/as, sino también por cualquier profesional que esté integrado y/o conozca de primera mano las prácticas que se desarrollan en el centro al que se refiera. Es decir, personal médico, de enfermería, de fisioterapia, de psicología, nutricionistas, de terapia ocupacional, de podología, otras profesiones sanitarias, o incluso personal de gestión de los centros. Estos cuestionarios se distribuyeron en una primera fase hasta diciembre. Actualmente, tras la incorporación de diversas sociedades médicas y otras organizaciones como entidades colaboradoras, se retoma una segunda fase de recogida de datos hasta el 5 de abril de 2019.
Una vez se conozcan los resultados del estudio transversal descriptivo, se configurará un panel de expertos con representantes de las entidades colaboradoras. Este grupo de trabajo colaborará con el equipo investigador para elaborar una guía en la que se establezcan niveles de buenas prácticas en prescripción de ejercicio físico orientado a la salud.
Una de las aplicaciones prácticas de la guía será orientar los futuros programas de prescripción de ejercicio físico orientado a la salud que se implementen derivando a los pacientes a los centros deportivos o a unidades incorporadas en los propios centros sanitarios.
La Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Sociedad Española de Medicina Geriátrica (SEMEG) colaboran en este proyecto, siendo parte fundamental de él, ya que es desde la profesión médica desde donde el paciente recibe la “receta” de ejercicio físico. La gestión de recursos para la implementación de programas de la forma más adecuada es un reto a consensuar por los expertos participantes, en los que la especialidad médica desde donde se prescribe y deriva puede que sea un factor diferenciador.
En este sentido, otro de los retos detectados a priori es la cohesión de los servicios sanitarios, sociales y deportivos, especialmente en los municipios, que son en muchas ocasiones quienes ponen en marcha los programas. Por eso, la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) aportará su visión desde la realidad de las Administraciones Públicas.
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